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A todos nos ha pasado: después de un tiempo, nuestros ambientes empiezan a parecernos gastados, aburridos y sin gracia. Ese espacio que planeamos cuidadosamente y que llenamos de objetos que en su momento nos encantaron van perdiendo el brillo a medida que nos acostumbramos a ellos.
La buena noticia es que para estos casos existen soluciones decorativas fáciles y rápidas que pueden refrescar cualquier ambiente devolviéndole esa cualidad divertida y alegre que tenían al principio.
Los almohadones representan uno de estos atajos, ya que son geniales para brindarle a cualquier rincón un poco de textura, colorido y comodidad. Con un gasto mínimo para el bolsillo, los almohadones estratégicamente distribuidos tendrán un enorme efecto y nos harán enamorarnos nuevamente de esos espacios que poco antes se nos antojaban deslucidos.
La paleta de los almohadones, y en general todos los textiles, puede utilizarse de tres formas: complementaria, contrastante o como acento. Si queremos incorporar almohadones en colores complementarios, no tenemos más que buscar géneros en colores iguales o similares a los del resto del entorno, lo cual ayuda a crear varias capas y darle profundidad al conjunto. También podemos optar por tonos completamente contrastantes a la paleta existente, logrando así espacios multidimensionales que resultan más interesantes visualmente. Por último podemos decantarnos por almohadones unicolores en tonos brillantes que creen focos de atención vibrantes.
Los almohadones son de los elementos decorativos más versátiles que hay. Podemos usarlos para hacer más cómodos asientos rígidos y no tapizados, para hacer nuestras camas más mullidas y cómodas, para sentarnos en el piso, en los alfeizares de las ventanas o en nuestros muebles de exteriores.
Lo lindo de los almohadones es la cantidad de modelos que existen y esto no se limita a géneros y colores, sino también a formas y tamaños. Los almohadones pueden ser rectangulares y cuadrados, los más comunes, pero también se ven fabulosos cuando vienen en formas tubulares, circulares, o en motivos más caprichosos como estrellas y corazones.
Los almohadones más grandes resultan fabulosos en ambientes informales para distribuirlos en el piso y que sirvan de asiento. Esto resulta especialmente encantador para aquellos que han creado espacios de meditación en casa, ya que resulta muy agradable sentarse en el piso, sobre un almohadón a meditar o repetir mantras. Otros usos que podemos darle a los almohadones es el de hacer más acogedores y cómodos bancos de hierro o de madera, columpios, mecedoras y sillas de madera. Los almohadones también pueden usarse para transmitir mensajes divertidos o sentimentales y son excelentes regalos.
Podemos comprar por separado el género y el relleno y hacer un proyecto DIY, si nos damos maña con la máquina de coser y las manualidades en general. Pero si no somos excesivamente habilidosos, lo mejor es acudir a tiendas especializadas de decoración, que suelen tener una basta oferta de este comodín del diseño de interiores. Las tiendas de regalo y objetos curiosos tienen una selección súper original y más caprichosa, con dibujos o mensajes ingeniosos o motivos poco comunes. La opción más sencilla especialmente para los más ocupados, es hacer una búsqueda online en algún sitio web confiable como homify, que reúne una buena cantidad de proveedores e imágenes que nos darán además ideas que podremos poner en práctica en casa.
Así que ya lo sabes, no hace falta renovar por completo ese ambiente que empezó a aburrirte. Sal a buscar unos cuantos almohadones y juega con ellos, con eso bastará.
