7 errores que cometes cada vez que cambias tus muebles de lugar

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Una de las maneras más sencillas de renovar la casa es cambiar de lugar los muebles que poseemos, pero aunque en un inicio la idea suena de lo más sencilla, estamos tan acostumbrados y acostumbradas a ver determinada disposición, que al final cuesta decidir cuál será el nuevo destino de cada elemento; sobre todo cuando la idea es conservarlo todo, ya que habrá que comenzar a medir, calcular, y re-estructurar, cuidando que todo tenga armonía.

Claro que durante todo el proceso nos topamos con todo, por ejemplo, hay algunos errorcitos que podemos cometer en el afán de hacer las cosas rápido; por esa razón en este libro de ideas te advertimos sobre los posibles descuidos para que estés 100% preparado.

1. No homogeneizar

Otro error que acecha a quienes cambian las cosas de lugar en la casa es ubicar muebles de estilos, tamaños, y formas diferentes uno junto al otro, puesto que se crea un mescolanza que quita toda armonía a la habitación.

Por eso, si no te queda más remedio que amontonar, intenta encontrar y denotar un aspecto común entre tus muebles: píntalos del mismo color, integra textiles similares en su superficie, o busca el equilibro mediante repisas, cuadros y objetos.

2. No planificar

No planificar con antelación, es decir, no pensar con tiempo dónde irá cada mueble es el error más frecuente a la hora de renovar la casa. Muchas veces en el apuro desplazamos sin ton ni son las cosas, y poco tiempo después nos encontramos con que el resultado es incómodo o que simplemente no nos gusta. Por eso, toma un rato considerable de tranquilidad y siéntate a dibujar las posibilidades de acomodo que se te ocurran; incluso, y para que sea más eficaz esto que te proponemos, toma medidas de los muebles y del espacio.

3. No cuidar pisos y paredes

Esto parece obvio, pero, por favor, si vas a mover un mueble pesado no lo arrastres; y cuida, además, que las paredes no se ensucien o rayen.

¿Como alejarnos de la tentación a caer en este error por rapidez y flojera? La respuesta no es tan complicada, saca los cajones si los hubiera, vacía los estantes, y trata de conseguir un ayudante para levantar los muebles al moverlos. Este consejo es imprescindible en pisos de madera, pero es útil también para todo tipo de revestimiento como azulejo o linóleo.

4. No pensar en las visitas

Por supuesto que las personas más importantes en casa somos nosotros, pero eso no se traduce en olvidar por completo la comodidad, el confort y el entretenimiento de los invitados, pues si dejamos de lado lo que ellos pueden sentir, poco a poco esas personas dejarán de acudir a vernos.

Para evitar dicho infortunio, comienza a mover tus muebles y re-orientarlos a modo que pruebes cómo quedaron ubicados aquellos que siempre ocupas, pero que también te tomes el tiempo de explorar si es 100% eficaz el acomodo de aquel mobiliario al que casi no recurres pero que es el primero que le ofreces a tus visitas. Justo eso se realiza en este bonito hall, hay espacios en ambos asientos para caminar, estirar las piernas, mirar los objetos del armario, etcétera.

5. Obstruir el ingreso de la luz

Parece obvio pero no lo es, y es que cuando estamos cambiando muebles hasta lo más evidente puede pasarnos desapercibido, así que mejor lo mencionamos. Para garantizar un ingreso pleno de luz natural, tendrás que tratar de poner los muebles grandes en el fondo de la habitación, es decir, contrariamente a la ventana o puerta; también evitar las sombras molestas, por ejemplo, puede ser un detalle inteligente para lograr un decorado interesante en el hogar.

6. El afán acumulativo

Aprovecha el hecho de que moviste todos los muebles de lugar para tirar todo lo que puedas; excluyendo por supuesto todas aquellas cosas que poseen para ti un valor afectivo considerable, como los dibujos de tus niños si los hay, los libros, souvenirs, retratos; después de eso, todo lo demás puede ser tirado.

Con esto lo que te proponemos es que pongas de pretexto el re-acomodo de muebles y te deshagas de esas sillas destartaladas, o de esa mesita de antaño que es un estorbo en el pasillo, si de verdad estorbaba, no vas a extrañar nada.

7. Aferrarte al plan

No te aferres al plan inicial, mejor pon en práctica la siguiente regla: una vez que estás en el baile, baila. Es obvio que los planos y dibujos difícilmente nos darán una idea acabada de lo que nos gustaría, es decir, que aunque nos sirven como guía, en determinado momento, puede que al ubicar los muebles como lo pensamos no quedemos del todo convencidos; ahí es donde podemos dejar de lado la planeación.

Así que, si cuando empiezas o estás terminando la re-circulación de los muebles, algo te provoca querer dejar, por ejemplo, la mesa a un costado, o el sillón en el medio, o lo que sea, ¿por qué no hacerlo? Siempre que el resultado te haga feliz, ¡adelante!

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