Una casa familiar ¡muy moderna!

La vivienda consiste en un único cuerpo compacto formado por la superposición de volúmenes, de distintas alturas y tamaños. Son dos plantas las que organizan todas las estancias, pero hay multitud de vistas y de orientaciones. La imagen pertenece a la zona más íntima, la que se abre al jardín. Al otro lado es donde se realiza el acceso, tanto a pie como con el coche y por tanto, significa la conexión con el espacio público.

En planta baja nos encontramos con la gran sala común, iluminada por varias fachadas que abren al jardín. La cocina, el comedor y el salón forman parte de este gran espacio completamente diáfano, con paredes, techos y suelos blancos, pero con una decoración y mobiliario en tonos marrones, de madera y otros tejidos cálidos que contrastan con la frialdad del blanco.

La escalera de peldaños de madera maciza y sin barandilla es la que nos conduce a la planta superior donde están los dormitorios.

Pensada como parte de ese espacio común, la cocina se ha configurado en torno a una isla central que alberga la zona de preparación de alimentos, el fregadero y un tablero de madera que hace la función de tabla de cortar e incluso de mesa para los desayunos.

La gran ventana que abre al jardín hace posible que este rincón esté perfectamente iluminado.

Si nos fijamos en la decoración del salón, ubicado en la esquina, descubriremos varias piezas de mobiliario que usan tanto el marrón como tejidos naturales y cálidos. Algo que se hacía necesario si no se quería caer en la frialdad debido a la amplitud del espacio, de sus techos alto y la ausencia de particiones. La chimenea es otro elemento que se inserta para llenar de calidez el espacio.

Para aprovechar uno de los rincones de la vivienda se ubica en él un bonito escritorio abierto al jardín y por tanto muy bien iluminado. Se diseña mediante tres baldas de madera: una hace la función de mesa, y las otras dos, de estanterías. 

La sencillez que veíamos en el resto de las estancias no está presente en el dormitorio, decorado con elementos más complejos buscando crear una atmósfera romántica y muy cálida. Los colores neutros siguen apareciendo, como por ejemplo, en la madera del pavimento o la mesita de noche. O incluso en la ropa de cama. Pero en esta habitación se cuela el color rosa en las cortinas y una lámpara de candelabros atrae todas las miradas.

Terminamos el recorrido fotográfico con la imagen del cuarto de baño. De nuevo una estancia sencilla y relajada, en la que el blanco y la madera son los protagonistas. Y como detalle, unas flores, que siempre consiguen dotar al espacio de frescura y buenas vibraciones.

Si os habéis quedado con ganas de más, no os perdáis: ’Moderna, blanca y encantadora: una casa de revista’