Hay sillas para todos los gustos, pero sin dudas, tienen que cumplir un axioma: ser cómodas. Y sobre todo en la cocina, donde hay que buscar modelos que sean livianos para poder cambiarla de lugar a cada minuto; y que sean vistosas y de buen diseño, para que no desentone con el resto del ambiente.
Cada vez más se imponen los modelos altos, a mitad de camino entre los taburetes y las sillas, debido a la tendencia de poner barras como las de un bar o encimeras altas en las cocinas. Hay modelos vintage, como las Eames, que nunca pierden vigencia, y otros que resucitan gracias a técnicas de reciclaje.