10 Trucos Para Limpiar el Polvo De Tus Muebles ¡Fácilmente!

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Las tareas domésticas en general y limpiar el polvo de los muebles en particular no son especialmente divertidas. Sin embargo, cumplir con ellas es imprescindible para mantener el hogar siempre a punto. Una buena planificación, el establecimiento de ciertas rutinas de limpieza o, sencillamente, la puesta en práctica de algunos trucos básicos puede mejorar notablemente nuestra relación con los quehaceres domésticos.

¿No sabes por dónde empezar? En este libro de ideas te damos todas las claves para que limpiar el polvo de tus muebles sea coser y cantar. ¡Toma nota!

1. Sírvete de los aliados apropiados

El primer paso que debes dar para ganar la batalla contra el polvo no es otro que rodearte de los aliados apropiados. En este capítulo entran en juego las herramientas con las que combatirás a este enemigo (in)visible. Trapos, bayetas, periódico… Dependiendo de la superficie será más o menos apropiado emplear unos u otros aunque, por lo general, una bayeta o trapo de microfibra para las superficies de los muebles y papel de periódico para limpiar los cristales estaría bien.

2. Remedios caseros VS productos especializados

Elegir los productos apropiados es el siguiente aspecto a tener en cuenta. En el mercado encontrarás multitud de productos especialmente indicados para limpiar el polvo de tus muebles. Elegirlo en base a su eficacia demostrada y el tipo del material para el que están indicados es un criterio válido aunque remedios caseros como el vinagre con agua o el jabón neutro ofrecen buenos resultados para mantener el polvo a raya.

3. Atento a los materiales

Como decíamos en el epígrafe anterior, no es lo mismo limpiar el polvo en muebles de madera que hacerlo sobre una superficie de cristal aunque, los limpiadores neutros son perfectos para todo tipo de superficies. Ante la duda, mejor buscar asesoramiento experto para evitar que una mala elección termine por suponer daños irreversibles para la superficie de tus muebles.

4. Polvo en los armarios

Más allá de las superficies visibles del mobiliario, el polvo puede acumularse en cualquier rincón empezando por el interior de los muebles. Por eso es importante realizar una limpieza semanal y asegurarte de que, cualquier cosa que vayas a colocar en su interior, no arrastre esas molestas partículas que terminarán por asentarse dentro del mueble.

5. Otras zonas sensibles

Cualquier superficie es susceptible de acumular esas pequeñas partículas que, en grandes cantidades, no solo son incómodas para la vista sino que pueden suponer un riesgo para la salud. Suelo, libros, lámparas, puertas o persianas son solo algunos ejemplos de lugares en los que tiende a acumularse el polvo y a los que también debes prestar atención.

6. Ventila antes de limpiar

Cualquier resquicio es suficiente para dejar pasar el polvo y, como puedes imaginar, las ventanas son 'zona de riesgo'. Sin embargo, ventilar es imprescindible para la salubridad de la vivienda. Eso sí, para que esta tarea no interfiera con la de limpiar el polvo de tus muebles, mejor hacerlo por la mañana y por habitaciones para tenerlo controlado.

7. Aspirador mejor que escoba

Como decíamos líneas atrás es importante contar con las herramientas apropiadas para la limpieza del polvo. Más allá de trapos y bayetas para hacerlo sobre los muebles, si se trata del suelo, siempre que puedas evita la escoba. La aspiradora de toda la vida o los modernos robots aspiradores son una alternativa ideal para evitar que el polvo que tratas de eliminar del suelo termine depositándose en otras superficies.

8. Adiós al exceso de ornamentación

Una casa despejada siempre es de agradecer, pero cuando se trata de limpiar el polvo la cuestión resulta aún más interesante. Apostar por el menos es más en términos de decoración, minimizará el riesgo de acumulación de polvo sobre objetos que, por qué no decirlo, en muchas ocasiones terminan ocupando un espacio sin aportar demasiado a la decoración (más allá de acumular polvo).

9. Coloca un zapatero

Buena parte del polvo que termina sobre muebles, suelos y similares, lo llevamos nosotros al interior del hogar. Por eso, una buena costumbre para reducir al máximo su presencia es acostumbrarse a cambiarse los zapatos al entrar en casa. Basta con colocar un zapatero a la entrada y tener a mano unas zapatillas de andar por casa y ¡voila! Notarás la diferencia enseguida.

10. Limpia con frecuencia

Si bien es cierto que hay muchos trucos para mantener el polvo a raya, lo cierto es que nadie te librará de limpiar. No tiene por qué ser a diario pero sí que, al menos una vez a la semana, es importante pasar el trapo por encima de los muebles y barrer. Planifica tu día de limpieza para que la rutina se convierta en costumbre y te cueste menos.

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